El colapso del apoyo sionista se extiende más allá del ejército [sionista]. En los seis primeros meses posteriores al 7 de octubre, unos 550.000 ciudadanos […] emigraron del país. La emigración a [la neocolonia] ha disminuido.

En todo el mundo, el apoyo a [la neocolonia] ha caído en picado. Trabajadores de diversos países han obstruido la producción o bloqueado los envíos de armas destinadas al Estado del apartheid. La intifada estudiantil, iniciada con una acampada en la Universidad de Columbia, atrajo a estudiantes de todo Estados Unidos y de muchos otros países.

Incluso los sindicatos estadounidenses, algunos de los cuales han apoyado a [la neocolonia] en el pasado, han pedido un alto el fuego en Gaza y están debatiendo la posibilidad de desinvertir en bonos [sionistas]. No es ni mucho menos lo que deberían estar haciendo, pero representa un cambio radical que amenaza claramente la hegemonía estadounidense [y neocolonial] en Asia Occidental.

Si [la neocolonia] fue alguna vez una “democracia” estable en la región, esos días han pasado. No hay vuelta atrás.

Juventud contra la Guerra y el Fascismo, que en su día fue el grupo juvenil del Partido Mundo Obrero, formó el Comité de Apoyo a la Liberación de Oriente Medio hacia 1969. Sus carteles y botones decían: “¡EE.UU. fuera de Oriente Medio! Palestina vencerá”.

Hoy, no podríamos estar más orgullosos de la Resistencia Palestina por haber creado la posibilidad de que ese lema se haga realidad.